NO SABEN LO QUE SE PIERDEN...
Cuatro móviles de canales de TV en una cancha de JUVENILES B??. Cualquiera que sepa de lo que hablamos pensará que estamos delirando. Pero asi fue. En la auxiliar de TEMPERLEY, el sábado, cuando jugaban el "celeste" frente a LAFERRERE, cuatro moviles de exteriores y un despliegue de cámaras y periodistas inusual para JUVENILES B. Pero no se confundan. No fue para cubrir la jornada de inferiores. Para nada. Ocurrió que en las semanas pasadas vieron al pibe Mauro MALLORCA, juvenil de TEMPERLEY, practicando con la preselección en Ezeiza. Y RIVER "le puso el ojo". Hablar de eso me interesa poco. La danza de dólares y negociaciones cuando se hablan de un juvenil son, cuanto menos, desagradables. De eso que se ocupen los demás.
Lo único que me interesa, con todo respeto, compartir con ustedes, quienes siguen SABADOGOL y -por tanto- saben de transitar canchas de inferiores del ascenso, de esas que no figuran en el mapa, de las que tienen el césped como utopía, aquellas donde hay gente que trabaja con un esfuerzo que solo puede entenderse cuando se lo liga al fanatismo, es la afirmación de que MALLORCA es sólo un exponente de los muchísimos excelentes jugadores que transitan el fútbol juvenil del ascenso (entiéndase JUVENILES B y C/D). Quienes vieron a MALLORCA en Ezeiza lo habrán observado comodamente instalados, sentados, con una gaseosa en la mano, disfrutando del excelente predio de AFA. Pero si quieren ver más jugadores, muchos más, una sugerencia: levántense un sábado o domingo a las 7 de la mañana, apunten el GPS a alguna cancha de inferiores de la B, C o D, quédense parados detrás del alambrado de cualquier cancha del fútbol juvenil del ascenso, soporten un rato la tierra que se levanta de la cancha en los ojos y en la ropa, y fundamentalmente llevan lápiz y papel. Van a traerse anotados, por jornada, 5 o 6 nombres de jugadores, se los aseguro. Los jugadores de juveniles del ascenso son injustamente postergados por los clubes denominados "grandes". Una pena para ellos. No saben lo que se pierden.
Leonardo Perales.
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